La Cajita
Inspiró. De repente oscuridad. Caminaba tranquilamete cuando todo se desvaneció. Expiró. Intentó mantener la calma. No era capaz siquiera de ver el suelo que pisaba. Respiró profundamente, uno, dos, tres, y siguió avanzando lentamente a la vez que intentaba convencerse de que aquello no podía estar sucediendo. ¿Se habría quedado ciego de repente? De nada serviría pedir ayuda, sabía de sobras que no había nadie cerca con quien compartir su asombro. Oía en la lejanía el ruido difuminado de cualquier cosa. Una pared cortó súbitamente su avance. Una pared tan oscura como todo a su alrededor. Su respiración se aceleraba por momentos. Caminó en otra dirección. Ahora con mayor prisa. De nuevo una pared. Inspiró. Expiró. Comenzó a correr. Lo hizo hasta caer exhausto y dolorido tras colisionar contra una nueva barrera física. Inspiró. Expiró. Cerró los ojos y con todas sus fuerzas deseó que la oscuridad no siguiera allí al abrirlos nuevamente. La oscuridad allí seguía, podía verla. Comenzó a sudar y a temblar. Tenía miedo. Angustia. Inspirar. Expirar. Insp... Exp... Insp... Exp... Intentó pensar en cualquier cosa que lo alejara de su realidad. Comenzó a agitarse con violencia, se sentía cada vez más fuera de sí. Se incorporó nuevamente e intentó golpear con su cuerpo la última de las paredes que había cortado su paso. Sus golpes cada vez fueron más débiles. El aire comenzó a faltarle...
- ¡Jordi deixa de jugar y vine a la taula, que ho menjaràs tot fred!
Jordi levantó la cajita de plástico roja del suelo y le dio la vuelta y la apretó con fuerza nuevamente sobre la superficie de éste.
... La luz, antes del fin de su agonía.
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