30.6.05

Pantallas

Gracias por la inspiración amigo

Lo intentó una segunda vez. El resultado fué el mismo. Estaba embarazada.

Su marido llegó puntual del trabajo a las tres de la tarde. La besó brevemente en los labios.

- Cariño, tenemos que hablar...

- Vengo agotado, hablamos luego, ¿te parece? Ahora me apetece ver las noticias y comer algo.

Se sentó en el comedor a degustar los manjares que ella había preparado para él y a ver a través de su pequeña gran pantalla todo cuanto acontecía en el mundo.

- Voy a echar la siesta, si llama alguien le dices que llame más tarde -. La besó en la frente y salió al porche.

Una hora después despertó de una breve pero reconfortante siesta. Ella aguardaba en silencio a su lado el momento en el que se incorporara.

- Me encanta despertar de la siesta y sentirte a mi lado... ¡Ahí va, las cinco! ¡La Bolsa está a punto de cerrar! Ahora vuelvo cariño...

Se acomodó frente al ordenador y allí estuvo, inmóvil, durante una hora.

- Mi amor, hoy somos trescientos veintitrés euros más ricos...

- ¡No sabes cuánto me alegro! - Se armó de valor. - Más ahora que...

- ¡Las seis! ¡El partido! Andrés debe estar a punto de llegar. Me dijo que vendría a verlo con nosotros.

Andrés llegó y ambos se sentaron a ver como veintidós hombres en pantalones cortos corrían detrás de un balón.

- ¡Hasta luego Andrés! Y no dudes en venir a ver el partido cuando quieras, sobretodo si el resultado ha de ser como el de hoy. ¡Somos los mejores! - Andrés se fue y quedaron solos los dos. - ¿Sabes? Voy a escribirles un correo electrónico a Anna y Pablo...

- ¿Podemos hablar?

- Un segundo, si no se me olvida...

Se sentó de nuevo en el reconfortante sillón de cuero negro que reinaba en su despacho.

- ¡Cielo, Toni y Marta me han mandado el álbum fotográfico electrónico de su viaje a Perú! ¡Menudas fotografías! Voy a echarles una ojeada para conocer Perú.

Después de recorrer Perú se adentro en otros paises Sudamericanos.

- ¿Cenamos?

- Prepárate lo que quieras, yo creo que me haré un bocadillo y actualizaré mi página web mientras ceno.

Mientras cortaba un de poco queso y un poco de jamón, fue capaz de mandar tres mensajes de texto.

Antes de regresar al despacho se detuvo en el labavo. Sentado en la taza, mientras hacía sitio al bocadillo, intentó, una vez más, acabar con el enemigo final del último juego que había comprado para su videoconsola portátil.

- Cariño, ¿hablamos?

- Mejor mañana, con más calma. Ahora voy a intentar poner esto al día... Luego podríamos ver una película, ¿qué te parece?

- Me parece que me voy a ir a dormir, no me encuentro muy bien. Quizás lea algo mientras me entra el sueño...

Deseó que la siguiera, pero él se sentó frente al enorme televisor de plasma de la sala de estar y se sumergió en un mundo de fantasía audiovisual. No llegó a abrir ningún libro. El sueño pudo con él y se quedó dormido importándole poco perderse el final de la película. Ella, sólamente derramó una lágrima.

Amaneció en una casa vacía...

24.6.05

La caída del pelo

La camarera trajo la cuenta.

- ¿Dónde os véis de aquí a diez años? - Preguntó abiertamente uno de ellos.

Me acaricié el poco pelo que aún se resistía a perecer y cerre los ojos en un esfuerzo por concentrarme...

Mi larga melena castaña acariciaba mis firmes hombros. Me retiré un travieso mechón de mis ojos antes de formular mi pregunta. B y R contestaron plácidamente antes de cederme el turno:

- ¿Diez años, diez años? No sé, la verdad es que es una pregunta difícil aunque supongo que debería saber responderla. Al fin y al cabo, la he hecho yo. Bien, no sé, probablemente tenga menos pelo en la cabeza... Fuera bromas, me veo mucho más maduro, insisto, mucho más, y mucho más experimentado también. Probablemente esté compartiendo mi vida con alguien, me veo así, no es mi objetivo, es simplemente una impresión. No sé si seguiré dedicándome profesionalmente a esto, no sé, quizás, aunque teniendo en cuenta que son diez los años, podría, fácilmente, ser que no. Espero seguir sabiendo de ustedes... No creo que esté viviendo cerca de mi familia, no es que no los quiera, es simplemente que precisamente por eso, porque los quiero, me apetecerá seguir contándoles mis venturas y desventuras around the world. Me gustaría ayudar a aquellos que lo necesitan. Me gustaría, simplemente, ser feliz. No creo que eso sea especialmente difícil. No sé, ¿que más? ¿Dije ya lo del pelo?

Escucharon atentamente mi breve pero entusiasta explicación. Cuando mi todavía inmadura mente hubo acabado de soñar despierta cubrí mis ojos con mi mano derecha a la vez que respiré profundamente...

- ¿De aquí a diez años, decís? - Hice una pausa y fui consciente entonces de mi déjà vu. - Si queréis que os sea sincero... Evidentemente queréis, si no por qué ibais a preguntar. En fin... No lo sé, la verdad, no tengo ni idea... Lo que sí sé es que hace veinte años yo formulé esa misma pregunta a dos muy buenos amigos míos que hace tiempo que no veo, debería intentar localizarlos... ¿Por dónde iba? Ah, ¡sí! De la respuesta que yo di entonces al cabo de diez años sólo quedo la actitud de que se convirtiera en realidad y eso, amigos, no es poco...

Los dejé allí sentados, me fui con una sonrisa en el rostro. Cuando llegué a casa hice algo que hacía mucho tiempo que quería haber hecho, cogí el teléfono...

18.6.05

Esencias y Percepciones

La conversación fluía rica en todas direcciones. Gente dejaba sus asientos a su alrededor en busca de comida y regresaba a sus mesas con platos a rebosar de alimentos.

- Ayer visité la escuela de masaje, creo que es el momento de tomar una decisión al respecto... - sin acabar la frase B partió con sus firmes manos un rollito de primavera e introdujo la mitad en su boca, lo saboreó antes de continuar.

Una camarera se acercó a la mesa con la cuenta, J gentilmente aceptó hacerse cargo de ella.

- Estoy pensando en la posibilidad de estudiar filosofía aquí, aunque probablemente sea mucho más complicado que hacerlo a distancia -. J esperó la aprobación en las miradas de sus contertulios.

Mientras ésta se producía y R comenzaba a hablarles de dos amigos suyos que habían estudiado filosofía, un joven afroamericano pasó junto a ellos hablando en voz alta a través de un auricular que lucía en su oreja izquierda. El joven se dirigió a la zona del restaurante donde se encontraba el buffet.

B regresó con un plato lleno de dulces.

- Tengo ganas de retirarme por completo durante una temporada, de dedicar mi tiempo enteramente a mí de una manera sana -. J y B escucharon atentamente a R mientras explicaba entusiasmado la posibilidad de perderse durante una temporada en el sur de Francia.

En aquel preciso instante el restaurante comenzó a servir cenas. Mientras seguían hablando, más gente fue llegando y acomodándose en el comedor, todos ellos ajenos a lo que allí sucedía. Ajenos a que R, B y J se mostraban tal y como eran y se percibían esencialmente. A su alrededor el mundo seguía percibiendo simplemente la imagen que de ellos se hacía.

- ¿Me dejas conducir? - Insistió J con tono burlesco.

- Ya estás otra vez... - se quejó R mirando a B.

- A mí no me digas nada, bastante tengo con aguantarlo todos los días en la oficina...

El motor se puso en marcha y la esencia se perdería de nuevo hasta que se volvieran a percibir...

Verse, se veían casi todos los días.