2.5.07

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Iba un día tranquilamente caminando bajo un radiante sol primaveral cuando de repente miré al suelo y me detuve . Miré la superficie del asfalto que se extendía infinito hacia detrás, hacia delante, hacia la derecha, hacia la izquierda, miré y miré y volví a mirar pero no vi nada más que asfalto. Mi sombra no estaba allí. A mi alrededor decenas de objetos y sus sombras parecían reírse de mí. Fue aterrador.

¿Dónde habrá ido mi sombra?

Pero fue otro el pensamiento que me vació el estómago:

¿Cuándo?

Desde entonces vivo escondido. Hace ya ciento treinta y siete días y mi sombra sigue sin aparecer.

1 comment:

Anonymous said...

Está bajo el asfalto! Como la mayoría de las cosas!
Desde que el hombre se propuso sellar toda la superficie terrestre...

Cu!