Cuentos de Cinco, Tres, Uno... Fin
A Uno, Tres y Cinco
Uno y Tres:
La misma sensación desde que la mágica explosión inicial se enreda y disuelve en un entorno harmónico, en paz. Dentro, muy dentro. La misma sensación un día, y otro día, y otro... La misma sensación hasta que es demasiado tarde. Gritos de auxilio que no perciben ninguno de nuestros sentidos, que se ahogan, que perecen. La misma hasta que la realidad la traduce con dureza a un idioma que sí entendemos. Y de repente, es quizás demasiado tarde.
Si sólo entender fuera más sencillo...
Vida.
Cinco:
Llamó su atención una vez más y se acercó a él. Separados tan sólo por una ridícula cinta amarilla que condenaba a marchar a los de dentro, él, y quedar a los de fuera, ella. Se miraron a los ojos y se perdieron en las profundidades de un mar infinito alumbrado por la ténue luz de una luna llena de invierno. Se agarraron desesperadamente a un beso apasionado, como quien tiene miedo a caer. Se ahogaron, se rompió, cayeron. Mientras ella caminaba en una dirección; mientras él caminaba en otra dirección; mientrastanto, algo más se rompía, como una cuerda que se deshilacha pausada, pero irreversiblemente. Quizás parasiempre, quizás no, quizás no...
Nudos.
Uno, Tres y Cinco:
Cuando llegue el momento lo sabrá a pesar de no saber qué es lo que está esperando. Lo sabrá y estará preparado. Lo sabrá y no tendrá miedo a lo desconocido. Amanecerá y firmará un cheque con la satisfacción del que conoce un porqué, aunque sólo sea uno. Por un sueño y, los sueños, no tienen precio. Firmará también la carta más honesta que jamás habrá escrito. (...) Hay algo que siempre admiraré de ti, la ilusión con la que miran tus ojos, a pesar de todo. La pasión enfermiza, pero pasión al fin y al cabo, por lo que haces. Eso, y el haberme regalado a mí, y a ti también, una parte de tu yo más oculto. (...) Cargará un cheque, una carta y un enorme paquete hacia un escenario aún vacío. Un enorme paquete, cuyo contenido habrá dejado de ser importante para él, pero lo seguirá siendo para alguien. Dejará la carta en los dominios de Uno y el cheque y el paquete en los dominios de Dos. Rogará a Dos, con su puño y letra, que haga llegar el paquete a Tres junto a una nota, carente de elementos distrayentes, una nota en la que simplemente se leerá una letra, una letra sincera, una letra fuerte, real, eterna, una letra escrita con el corazón. Sólo entonces regresará al exterior, de donde nunca debió salir. Sólo entonces se dejará deborar por la niebla. Sólo entonces respirará hondo, consciente de que lo esencial queda hecho. Sólo entonces mirará brevemente hacia atrás, feliz, antes de echarse a volar...
¿Cómo tantas otras veces?
Por primera vez...
Fin
¿Fin? Su camino no ha hecho nada más que comenzar. En su bolsillo una brújula. Una brújula que apunta hacia el Norte, hacia su corazón...
Uno y Tres:
La misma sensación desde que la mágica explosión inicial se enreda y disuelve en un entorno harmónico, en paz. Dentro, muy dentro. La misma sensación un día, y otro día, y otro... La misma sensación hasta que es demasiado tarde. Gritos de auxilio que no perciben ninguno de nuestros sentidos, que se ahogan, que perecen. La misma hasta que la realidad la traduce con dureza a un idioma que sí entendemos. Y de repente, es quizás demasiado tarde.
Si sólo entender fuera más sencillo...
Vida.
Cinco:
Llamó su atención una vez más y se acercó a él. Separados tan sólo por una ridícula cinta amarilla que condenaba a marchar a los de dentro, él, y quedar a los de fuera, ella. Se miraron a los ojos y se perdieron en las profundidades de un mar infinito alumbrado por la ténue luz de una luna llena de invierno. Se agarraron desesperadamente a un beso apasionado, como quien tiene miedo a caer. Se ahogaron, se rompió, cayeron. Mientras ella caminaba en una dirección; mientras él caminaba en otra dirección; mientrastanto, algo más se rompía, como una cuerda que se deshilacha pausada, pero irreversiblemente. Quizás parasiempre, quizás no, quizás no...
Nudos.
Uno, Tres y Cinco:
Cuando llegue el momento lo sabrá a pesar de no saber qué es lo que está esperando. Lo sabrá y estará preparado. Lo sabrá y no tendrá miedo a lo desconocido. Amanecerá y firmará un cheque con la satisfacción del que conoce un porqué, aunque sólo sea uno. Por un sueño y, los sueños, no tienen precio. Firmará también la carta más honesta que jamás habrá escrito. (...) Hay algo que siempre admiraré de ti, la ilusión con la que miran tus ojos, a pesar de todo. La pasión enfermiza, pero pasión al fin y al cabo, por lo que haces. Eso, y el haberme regalado a mí, y a ti también, una parte de tu yo más oculto. (...) Cargará un cheque, una carta y un enorme paquete hacia un escenario aún vacío. Un enorme paquete, cuyo contenido habrá dejado de ser importante para él, pero lo seguirá siendo para alguien. Dejará la carta en los dominios de Uno y el cheque y el paquete en los dominios de Dos. Rogará a Dos, con su puño y letra, que haga llegar el paquete a Tres junto a una nota, carente de elementos distrayentes, una nota en la que simplemente se leerá una letra, una letra sincera, una letra fuerte, real, eterna, una letra escrita con el corazón. Sólo entonces regresará al exterior, de donde nunca debió salir. Sólo entonces se dejará deborar por la niebla. Sólo entonces respirará hondo, consciente de que lo esencial queda hecho. Sólo entonces mirará brevemente hacia atrás, feliz, antes de echarse a volar...
¿Cómo tantas otras veces?
Por primera vez...
Fin
¿Fin? Su camino no ha hecho nada más que comenzar. En su bolsillo una brújula. Una brújula que apunta hacia el Norte, hacia su corazón...
1 comment:
yo puede entregar el paquete.
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