delirium. (From lat. delirium).
1. m. Acción o efecto de delirar.
2. m. Despropósito, disparate.
3. m. Psicol. Confusión mental caracterizada por alucinaciones,
reiteración de pensamientos aabsurdos e incoherencia.
"
Siempre me ha gustado escribir por el placer de escribir.
Gerónimo es el sobrenombre con el que los mejicanos bautizaron al inmortal indio, famoso por su osadía y sus proezas. Algunos atribuían sus éxitos en el campo de batalla a fuerzas sobrenaturales. Había quien incluso afirmaba que era inmune a las balas. Lideró con agresividad y coraje ante la adversidad a sus camaradas hasta que engañado por los colonos firmó su rendición a cambio de unas promesas que nunca se cumplieron. Mi nombre es también Gerónimo, así lo decidieron mis padres. Simple casualidad. Quizás no. El nombre apache de Gerónimo era Goyathlay,
el que bosteza. Ese, ese sí soy yo.
Me gusta disfrutar del simple hecho de llegar a casa después de una intensa jornada de trabajo y poner dos huevos frescos a hervir mientras me cambio de ropa. Una vez hervidos, los golpeo suavemente contra la superficie de mármol de la cocina hasta que sus cáscaras se agrietan para pelarlos después fácilmente bajo el chorro de agua fría del grifo con mi dedo pulgar. Vierto aceite, pimienta y sal en un plato hondo donde baño abundantemente los huevos. Me los como uno detrás de otro, casi sin respirar, casi sin masticar, introduciéndolos completamente en mi boca. Hasta hoy nunca me he atragantado.
Hace exactamente un mes, mientras me sentía azul y tocaba
Love Actually, tuve una revelación. Si a mi me gusta engullir dos huevos duros bañados en aceite, pimienta y sal, qué tiene que ver eso contigo. Nada. A ti te da completamente igual. Es más, posiblemente pienses que soy un
freak. Me da igual.
Tumbado en mi sofá vi como una deliciosa Keira Knightley se casaba con un tipo afortunado llamado Peter mientras el mejor y sentido amigo de ambos grababa la ceremonia, el banquete y el baile para su disfrute personal, pues sus amigos habían contratado a un fotógrafo profesional con tal fin. La película de la boda de mi hermana resultó ser un completo desastre y al parecer Keira, o como quiera que se llamara su personaje, pensó lo mismo de la suya, así que se le ocurrió algo lógico: pedirle a su amigo que compartiera con ella su disfrute personal. El caso es que su disfrute personal resultó ser tal, e incluía sólo planos de ella. A mí me pareció una buena película pero a ella no tanto, aunque tampoco se enfadó con él. Mientrastanto una portuguesa se enamoraba de un inglés, un padre de familia se planteaba serle infiel a su mujer con su secretaria, el primer ministro se enamoraba, un niño tocaba la batería por amor... Un sinfín del tipo de historias que le gustan a casi todas las novias del mundo.
Lo bueno de ver una película en casa, solo, es que puedes hacerlo al ritmo que te apetezca. Fui a la cocina y puse sobre la vieja mesa que reinaba en el centro dos rebanadas de pan de molde, un tarro de crema de chocolate y una longaniza. Corté dos trozos de longaniza con un cuchillo de carnicero que me había regalado un buen cocinero y mejor amigo después de ser testigo de como un cuchillo de cortar pan, el único que tenía, también podía cortar jamón de pata negra. Mis padres a veces creen que merezco uno por Navidad, el único que veo en todo el año. Unté generosamente las rebanadas de pan de molde con el mismo cuchillo. Siempre que acabo de untar crema de chocolate me gusta lamer los restos directamente del cuchillo, me hace sentir salvaje. Coloqué los trozos de longaniza sobre el pan untado y los enrollé formando un rollito de longaniza, crema de chocolate y pan. Me encanta hacerlo de vez en cuando. Regresé al sofá con mi tetempié, una servilleta y un vaso de agua.
La película continuó y el día de Nochebuena, Mark, ese es el nombre del amigo, se presentó en casa de Keira y Peter. Recuerdo la escena perfectamente. Se repite en mi cabeza una y otra vez. Si sólo... Ella es quien abrió la puerta y él, que evidentemente ya sabía que abriría ella, le pidió mediante un cartel que le dijera a Peter que eran unos niños cantando villancicos. Para que todo resultara más creíble, él puso música. Y aquí comenzó todo...
CON SUERTE EL AÑO QUE VIENE
Me imaginé que él era una tortuga y que ella era un oso panda, o una cucaracha, o una pantera, o una jirafa, o una mariposa...
ESTARÉ SALIENDO CON UNA DE ESTAS CHICAS
La verdad es que la cara del tipo me recordaba a alguien. La verdad es que me recordaba a alguien que no quería recordar. Por cierto, el plano de ella de espaldas mientras él permanecía en la puerta me pareció increíble. Casi tan increíble como mezclar cereales con zumo de naranja cuando inesperadamente te has quedado sin leche. Casi tan increíble como mezclar leche con fritos de maíz cuando inesperadamente te has quedado sin cereales.
Ninguna de ellas me pareció más guapa que Keira. Tampoco me lo creí. A lo mejor, seguro, se trataba simplemente una broma para robarle una sonrisa y sentirse menos estúpido.
PERO POR AHORA DÉJAME DECIR
Pensé en ese momento que nunca antes había estado enamorado. Pensé que quizás sí pero el amor a veces no se presenta como tal y sólo es capaz de verlo aquel que está preparado para ello. Pensé también que poco importaba lo que yo pensara. El amor es un concepto subjetivo por mucho que se empeñe un charlatán amigo mío en todo lo contrario.
SIN ESPERANZA NI PROPÓSITO
Cuando uno da un paso lo hace para avanzar la distancia que uno avanza cada vez que da un paso. No era necesario aquello. Mark tenía un propósito, yo no voy a juzgarlo por ello, pero tenía uno, todo el mundo lo tiene, hasta yo cuando introduzco dos bolas de helado de chocolate en un baso de Coca-Cola. Un escalofrío recorrió mi cuerpo en aquel instante y no sólo por el recuerdo de tan exquisito manjar. El lado oscuro de la fuerza.
SÓLO PORQUE ES NAVIDAD
Sonreí porque me gusta la Navidad. Me gustan las películas que pasan en Navidad. Me gusta el blanco de la nieve salpicado de sangre.
Y EN NAVIDAD UNO DICE LA VERDAD
Pensé que igual tenía razón y por eso todo el mundo me engañaba. El problema era mío. Impaciencia. Todos estos años debería haber sido capaz de esperar hasta Navidad para formular mis preguntas. Apuntarlas todas ellas en una libreta durante el año y vomitarlas el veinticinco de diciembre. Eso me hubiera permitido afrontar mis problemas con los demás una vez al año, sólo una. Quizás así las cosas irían mejor, sólo pondrían mi vida patas arriba una vez cada tresciento sesenta y cinco días, seis si el año es bisiesto.
PARA MÍ TU ERES PERFECTA
Congelé la imagen. Perfecta. "Interesante concepto," pensé. "¿Conozco a alguien perfecto?" Solté una carcajada. "Al margen de mí, claro." Tú eres perfecta, pero eso tú no lo sabes, ni siquiera lo sé yo, no lo sabe nadie, es un secreto y debe permanecer como tal.
Y MI DESAPROVECHADO CORAZÓN TE QUERRÁ
Sentí latir el mío... Por ti... Por ti... También por ti...
HASTA QUE TE PAREZCAS A ÉSTA
Me sorprendí mordiéndome la uña del dedo índice de mi mano izquierda. No lo había hecho desde que mi abuela me prometió que me compraría un ordenador si dejaba de hacerlo. Yo tenía ocho años. Dejé de hacerlo pero el ordenador nunca llegó. Me enfadé con ella. "Ya has obtenido tu merecida recompensa, la mejor de todas las posibles, mucho mejor, sin duda, que un ordenador," me decía ella una y otra vez. Hoy por fin la entiendo a esa vieja y adorable bruja.
Me pregunté de donde había sacado Mark una foto de la madre de mi novia del instituto.
FELIZ NAVIDAD
"¿Feliz?" Mis recuerdos navideños bombardearon mi mente durante un segundo. Balance.
"¡No me jodas!" Evidentemente Mark no podía oírme...
"¿Qué hubiera pensado Peter?" Ya estaba haciéndolo otra vez. Ya estaba de nuevo hablando solo. La escena acabó como debía acabar. Con un beso. Y con él diciendo
¡Basta! Bueno,
Enough! Vi la película en versión original. A veces es necesario romper con el pasado,
de repente. A veces es necesario dejar de engañarse. Pero sólo a veces. Otras veces es tan divertido. Como cuando me repito a mi mismo que nunca más voy a volver a mojar queso en chocolate caliente...
Por un momento deseé con todas mis fuerzas que Keira dejara a Peter y se fuera con Mark. No tenía nada en contra de Peter. Mark no me caía especialmente bien. Simplemente lo deseé. Pensé en llamar al guionista pero me temo que hubiera sido demasiado tarde. Pensé en llamar a Keira pero por desgracia su número de teléfono lo anoté en una servilleta que nunca saqué del bolsillo derecho de mis pantalones cortos de pana naranja. Cuando dije nunca, quise decir nunca hasta después de centrifugarlos. Mientras pensaba esto mi estómago, en busca de ayuda, se contraía y devolvía a mi boca una versión menos agradable de los rollitos.
La vaca es el rumiante por excelencia. Cuando el alimento ingerido por la susodicha, o alguno de sus amigos y amigas rumiantes, no puede ser bien reducido de tamaño, ésta devuelve el alimento a la boca por medio de contracciones bruscas del estómago y lo vuelve a masticar.
No conozco a muchos rumiantes con los que pueda mantener una conversación. Quizás por ello, en ocasiones, sólo en ocasiones, hablo solo. Mi madre siempre me dijo que comiera más despacio que así, no sólo ayudaría a mi estómago, sino que también disfrutaría del placer de saborear los alimentos. Tiendo a pensar que con las personas me pasa lo mismo. Soy un rumiante. Soy un rumiante social. Sólo que a veces mi estómago no tiene suficiente fuerza para devolver a alguien a mi boca y olvido el breve recuerdo de su sabor, para siempre. Si sólo hubiera masticado...
Después de ver la película... No la vi hasta el final pues tuve la sensación de que había visto cuanto necesitaba, me dirigí a mi escritorio donde, armado con mi ordenador portátil, no me costó extraer la escena en cuestión del DVD pirata que un no muy buen amigo mío me había regalado la semana anterior porque probablemente se sentía culpable por algo que había hecho y podría perjudicarme, y yo todavía desconocía. Adjunté la escena a un correo electrónico y se lo mandé cuatrocientas treinta y siete veces, una por cada uno de los días que la había querido. Tras apretar el botón izquierdo del ratón me levanté del escritorio, excitado. Cerré mi puño derecho y me golpeé con fuerza el abdomen. Gemí. Ansiedad. Corrí a la cocina. Diez cucharadas de Cola-Cao. Ocho galletas María troceadas. Leche. Delicioso. Mientras con una cuchara apuraba los restos de mi invento se me ocurrió que igual que se lo había mandado a ella, era mi obligación mandárselo a ella... y a ella... y a ella también... incluso a él... Así fue...
La semana siguiente me echaron del trabajo. Ella me denunció por acoso. Mi mejor amigo me pidió un dinero que nunca me devolverá. Mi madre murió al caerse de una escalera mientras limpiaba la cocina. Mi hermano atropelló a una mujer que regresaba del supermercado. Mi casero me invitó a abandonar la que hasta entonces había sido mi casa. Mi cabeza comenzó a doler...
Recuerdo el sabor de un bocadillo de aceite y cacao en polvo antes del incidente. Estornudos. Todo era culpa de Keira, de Peter, de Mark...
La ira se apoderó de mí. Quemé todos los stands de
Love Actually de todas las tiendas de la ciudad. Gasolina en un frasco de colonia. Cerillas. Zapatillas deportivas. De todas las tiendas con stands de
Love Actually. Robé cuantas copias pude de grandes almacenes y videoclubs. Gabardina. Compré pintura de color negro, spray, y llené la ciudad de "
Love Actually destrozará tu vida". A la luz de la Luna. Gritos y más gritos.
Desnudo. Frente a un espejo. Frente a un desconocido. Un desconocido al que amo. Al que amo con locura. Me sentí, me siento, estúpido. Un cartel tras otro antes de partir.
¡Basta! No esperé a que viniera detrás de mí. La vida no es una película. Lo deseé. No hubo beso, no hubo
adiós.
Revelaciones...
Han pasado cuatro días desde el incidente. Todavía me avergüenzo. No debió haber sucedido. Una parte de mi nunca regresó, nunca regresará. En cinco minutos los que regresarán serán los hombres de blanco, a por el bolígrafo. Nunca pensé que me lo dejaran. Dijeron una hora. Espero que me permitan conservar lo que he escrito. Seguro que querrán leerlo. Vergüenza. Ganas de llorar. Ya están aquí, puntuales. Pido perdón. Mi otra mitad, mi otra mitad...
Mi mejor amigo es el personaje de una película. Me apetece un
trifásico antes de la inyección. Dulces sueños...
Enough!
"